(Nota:
Artículo publicado en la revista Historia de Iberia Vieja, Número 26, julio de
2007. Páginas 70-75)
La
situación de la Armada en la primera mitad del siglo XIX se había deteriorado debido
a las guerras napoleónicas, a la nefasta gestión de Carlos IV y Godoy, al
descalabro de Trafalgar, a la Guerra de la Independencia y a las revueltas
durante el reinado de Fernando VII. Y a mediados de siglo intentaba volver al esplendor
de otros tiempos, en una época en que en los barcos de vapor y casco metálico
empezaban a tener su protagonismo, impulsados a principios de la segunda mitad
de siglo por el interés que despertaba una nueva modalidad de buques
fuertemente blindados. Fue en este ambiente cuando en 1859 las Cortes Españolas
votaron un crédito extraordinario – aumentado en el año 1861 - por un total de ciento
setenta y cinco millones de pesetas, del que entre otros barcos surgieron las
fragatas blindadas Victoria y Numancia, de propulsión a vapor y
vela, con una fuerte coraza metálica y una sola batería de cañones de grueso
calibre. Su construcción se contrató en el extranjero - la Victoria en los
astilleros británicos de Blackwall y la Numancia en los franceses La Seyne de Tolón -, ya que los
astilleros españoles solo estaban preparados para hacer barcos de madera y no
podían hacer frente a la construcción de grandes barcos de casco metálico.
Ambas
fragatas se pueden considerar derivadas del revolucionario barco francés Gloire
(1860), de propulsión mixta a vela y vapor, con una sola batería y una fuerte
coraza en la faja central, al que siguió el británico Warrior (1861) y
muchos otros. El hecho de que estos barcos tuviesen solo una batería fue el que
determinó su nombre genérico: “fragatas blindadas"; ya que aunque tenían
el desplazamiento de navíos, para compensar el peso de sus corazas redujeron su
armamento a una sola batería, y de acuerdo con la nomenclatura de aquellos
tiempo entraban en el grupo de “fragatas”.
La
Victoria fue encargada el 14 de julio de 1862 a la firma británica Thames Iron Works, en Blackwall, con
la que se firmó el contrato el 11 de diciembre siguiente. La quilla se puso el
15 de enero de 1863, su botadura fue el 4 de noviembre de 1865, y la entrega se
retrasó hasta el 15 de noviembre de 1867 – pronto hará ciento cuarenta años - por
problemas en las planchas de su blindaje y en los pagos a efectuar por el
gobierno español. Y a causa de otros problemas surgidos por el conflicto
español con países sudamericanos del Pacífico, la venida del barco a España se
retrasó hasta el 18 de agosto de 1868, cuando entró en Ferrol.
Su
primer nombre fue Victoria en honor a la reina de Inglaterra, y lo conservó
porque la esposa de Amadeo I de Saboya se llamaba María Victoria. Más adelante,
y siguiendo la costumbre de la época por la que las fragatas españolas recibían
nombres de victorias en pasadas guerras, cambió su nombre – sin que haya habido
ninguna disposición legal al respeto - por el de Vitoria, para recordar
la batalla del mismo nombre ganada en el 1812 a los franceses durante la Guerra
de la Independencia.
Tenía
una dotación de 550 hombres y sus características fueron: 96,77 m de eslora,
17,34 m de manga, 7, 9 m de calado medio y 7.250 toneladas de desplazamiento. Su
casco era metálico con blindaje a base de planchas de hierra desde unos 2,30 m
por debajo de la flotación hasta la cubierta alta, con un espesor de 140 mm
hacia el centro de la flotación y 130 mm en los costados, que disminuía un
centímetro hacia los extremos de proa y popa. Contaba con 8 calderas, máquinas Penn & Son de mil caballos
nominales y cuatro mil quinientos indicados, y una hélice. Tenía aparejo de
fragata con bauprés y tres mástiles, y una superficie de velas de mil
novecientos sesenta metros cuadrados. Entre el trinquete y mayor llevaba dos
chimeneas, su capacidad de carga de carbón era de 1.409 toneladas, a vela y
vapor podía alcanzar trece nudos, y su autonomía a velocidad
económica era de unas dos mil cuatrocientas millas.
Su
armamento de construcción era de treinta cañones lisos Rivera de avancarga de 68 libras (200 mm), quince por
banda, que en 1866 fue modificado para quedar con cuatro montajes rayados Armstrong de avancarga de 250
libras (228,6 mm); tres rayados de 180 libras (203,2 mm), dos en reducto
blindado y el otro en colisa a proa; catorce lisos Rivera de 68 libras (200 mm); y dos cañones rayados de
120 mm, dos de 80 mm, y dos obuses de 150 mm para embarcaciones menores. La
instalación de la artillería se hizo con el barco ya en España.
En
la revolución de 1868 que produjo el destronamiento de Isabel II, el 23 de
septiembre la Victoria llevó a cabo su primera misión al mando del
capitán de navío José María Beránger, al apresar al vapor de
ruedas Colón con el jefe de escuadra Francisco de Paula Pavía, capitán
general de Ferrol y leal a la reina, a bordo. En mayo de 1869 navegó a La Habana
para vigilar el paso de los monitores peruanos Atahualpa y Manco
Capac, que habían sido construidos en los Estados Unidos y viajaban a su
país. Y regresó a España en abril del año siguiente integrándose en la escuadra
del Mediterráneo.
En
1870, los cañones Rivera de
200 mm fueron sustituidos por doce transformados en rayados y entubados de 160
mm por el sistema Palliser. En
julio de dicho año, la Victoria se encontraba en Vigo con las fragatas Numancia
y Villa de Madrid, y en noviembre se desplazó a Italia con dichos barcos
para traer a España a Amadeo se Saboya, que viajó a bordo de la Numancia. La
agrupación entró en Cartagena el 30 de diciembre, y la fragata continuó en la
escuadra del Mediterráneo.
El
14 de julio de 1873, la Vitoria – que ya empezaba a ser conocida por el
nuevo nombre - se unió a la revolución cantonal y quedó en la escuadra del
cantón de Cartagena con la Numancia y otros barcos, que el día 20 fueron
declarados piratas por el gobierno de Madrid. El día 22 apresó al vapor Vigilante,
y a finales de mes, tras bombardear Almería por negarse a dar una contribución
económica al Cantón, las fragatas Vitoria
y Almansa fueron interceptadas por las fragatas Friedrich Karl
(alemana) y Swiftsure (británica), que más adelante las apresaron cuando
se dirigían a Málaga y las llevaron a Gibraltar, desde donde fueron devueltas
al gobierno de Madrid el 26 septiembre. Durante el resto de la campaña
cantonal, la Vitoria fue el buque insignia de la escuadra del gobierno
central y se distinguió en el combate de Portman el 11 de octubre de 1873, en
el que se enfrentó a su hermana la Numancia. El 12 de enero de 1874,
cuando estaba a punto de rendirse Cartagena, la Vitoria y otros barcos
persiguieron a la Numancia, que salió de puerto rompiendo el bloqueo y
se dirigió a Orán sin que consiguieran darle alcance.
El
27 de febrero de 1874 pasó a situación de desarme, aunque a continuación se
integró en las fuerzas navales del norte, y de junio a septiembre de 1875, durante
la última guerra carlista, bombardeó Bermeo, Elanchove, Lequeitio, Motrico,
Mundaca, Ondárroa y Zarauz. En 1876 se integró en la Escuadra de Instrucción,
en la que permaneció hasta 1879. Con dicha escuadra acompañó en 1877 a los
Reyes de España en su viaje por diversos puertos españoles del Mediterráneo. En
obras realizadas en dicho año se le instaló alumbrado eléctrico, siendo
el primer barco español, junto con la Numancia, que tuvo electricidad a
bordo.
El 19 de agosto de 1879 le cupo el honor de ser
el primer barco que entró en el nuevo dique de la Campana o de San Julián, en
Ferrol, inaugurándolo (Este dique era muy necesario ya que permitía la varada
de las nuevas fragatas). A finales de 1880 se le empezó a cambiar la
artillería, que quedó con ocho montajes Armstrong
de 250 libras; tres de 180 libras; y seis de bronce rayado y retrocarga de 80
mm para desembarco. El 3 de junio de 1881 pasó a la reserva en Ferrol con la
tercera parte de la dotación. Pocos años más tarde, el cañón de 180 libras en
colisa fue sustituido por un Hontoria
de 200 mm, y se le añadieron cuatro Hontoria de retrocarga (dos de 90 y dos de 70 mm), ocho
ametralladoras y dos tubos de torpedos.
Vuelta
a la vida activa e integrada en la Escuadra de Instrucción, en noviembre de
1883 formó parte de la agrupación que escoltó desde las Columbretes hasta
Valencia a la corbeta Prinz Adalbert con el príncipe heredero de
Alemania a bordo, y en agosto de 1884 llevó a bordo a los reyes de España
Alfonso XII y María Cristina en un viaje de que partió de Gijón y pasó por
Ferrol, Coruña y Vigo. En 1885 formó parte de la escuadra de Juan Bautista
Antequera, concentrada en Mahón durante la crisis con Alemania por las islas
Carolinas, que se resolvió pacíficamente. Del 1887 al 1890 volvió a estar en
reserva. Reactivada y de nuevo en la Escuadra de Instrucción, en la segunda
mitad de 1892 participó en diversos actos celebrados en Huelva y Génova con
motivo del IV centenario del descubrimiento de América.
A
partir de enero de 1897 fue sometida a
una profunda reforma en los astilleros franceses de La Seyne, en Tolón, en la que la arboladura quedó reducida a dos
mástiles cortos con grandes cofas. Se renovaron las calderas, las máquinas
fueron recorridas y se cambió la artillería. Su configuración artillera,
realizada en España una vez terminadas las obras en La Seyne, quedó como un muestrario de piezas, con cuatro
cañones González Hontoria de
200 mm; cuatro de 160 mm también Hontoria;
doce Skoda de 150 mm y tiro rápido
– que en 1903 se redujeron a ocho -; ocho Nordenfelt de 57 mm; cuatro Skoda de 47 mm; cuatro ametralladoras Maxim de 37 mm; dos cañones de 75 mm y dos cañones revólveres de
37 mm para desembarcos. Y se suprimieron los dos tubos lanzatorpedos.
Por
encontrarse en 1898 pendiente de montar la artillería, no pudo tomar parte en
la guerra contra los Estados Unidos. Finalizada la contienda y terminado su armamento,
la Vitoria se integró en la Escuadra de Instrucción como guardacostas
acorazado. En junio 1901 efectuó una comisión de protocolo a las Azores,
regresando en julio a Cádiz, y a continuación participó en las maniobras
realizadas en aguas de Galicia. Pero su falta de velocidad fue un problema que
muy pronto la apartó de las formaciones con unidades más modernas y la relegó a
otras misiones más modestas, como ser escuela de artillería.
En
1902 fue clasificada guardacostas protegido, en 1908 pasó a situación de
desarme, y causó baja el 24 de mayo de 1911 para ser desguazada. Tras una dura
lucha para evitar el desguace, su hermana la Numancia le sobrevivió solo
unos pocos años, hasta que en diciembre de 1916 se hundió cerca de Lisboa
cuando era remolcada a Bilbao para ser desguazada. Así murieron dos barcos que
en su momento fueron de las mejores unidades de guerra del mundo y durante más
de cuatro décadas fueron capaces de demostrar su valía.
Marcelino González
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